Nuestros días en China

China, un país del que se habla mucho por la estructura de su sistema social y político, la disciplina de sus atletas en las Olimpiadas, las producciones en masa que llevan a cabo a diario, en fin mucho se dice y poco se conoce. Este verano el Programa Cultural de la Asociación de Maestros partió hacia esta tierra de oriente para vivir este exótico país, donde tuvimos la oportunidad de tener una visión amplia profunda del país.

La llegada a Beijing, nos recibió el Barrio Antiguo y dimos un paseo en un taxi bicicleta donde los señores que las manejaban nos atendían con cariño y amabilidad. Durante este paseo pudimos ver la gente común y corriente en Beijing.

Visitamos una casa modesta pero acogedora que tenía en el centro un patio interior y alrededor las habitaciones y cocina. Al final del paseo pasamos por un lago muy bonito donde había docenas de negocios de comida sofás y mesas para compartir y tomar té. Al final del paseo, tuvimos la grata oportunidad de pasar en la noche por el Cubo de Agua y el Nido de Pájaros y verlos encendidos, fue maravilloso.

Al día siguiente visitamos una de las Plazas más famosas del mundo, la Plaza Tian Men con la foto de Mao Tse Tung como eje central. Es muy interesante ver que gran parte del turismo es entre los propios chinos. Luego, entramos a la Ciudad Prohibida, llena de salas importantes con diferentes significados. Ese día no faltó el Palacio de Verano, un oasis de naturaleza en la capital China, donde destaca el barco de cemento y la galería interminable llena de pinturas que nos reflejan las realidades históricas de la época en fue construida.

Hasta que al fin llegó el día que todos esperábamos, ver la Gran Muralla que buscaba proteger a China de los ataques de los mongoles. Fue una experiencia que nos quitó el aliento. Verla en fotos y películas y estar allí, caminarla y vivirla fue inolvidable.

En Beijing nos encontramos con una visita que nunca imaginamos que iba a ser tan especial, fue la del Templo del Cielo, probablemente el único edificio redondo en Beijing, este es precioso en sus colores y forma. Sin embargo lo que más nos impresionó es la vida que se desarrolla alrededor del Templo. El mismo está ubicado en un parque muy grande, desde que entras ves cientos de adultos mayores bailando con su abanico, practicando yoga, tai chi, batmington y dominó. Estos también se ejercitan jugando con una pieza a la que le dan con el pie, la cabeza y el pecho, la misma es con plumas y tiene un pequeño resorte en la base. Las personas que estaban allí probablemente tenían sobre 65 anos, estaban perfectamente en forma, no estaban acompañadas de sus hijos, es decir, estaban disfrutando y entreteniéndose libremente, con alegría y entusiasmo. Y los boricuas, hasta cogimos una clase de yoga con nuestro guía.

Xian

Luego del recorrido en Beijing, partimos a Xian, allí lo primero que hicimos fue darnos un merecido masaje. Fue algo bastante pintoresco, es un sitio especializado en masajes donde tienen muchos saloncitos pequeños y en un salón atienden a cuatro personas a la vez. Las chicas que nos atendieron tenían una sincronización perfecta entre ellas, fue muy relajante y nos preparó para la visita del día siguiente, el Museo de los Guerreros de Terracota. ¡Que impresionante! Cientos de guerreros de distintas categorías y sus corceles en guardia, listos para la guerra que ellos imaginaban había que dar desde otra dimensión.

Luego de estar en dos ciudades profundas, llenas de monumentos tan importantes, llegamos a Guilin, que nos recibió con sol y un cielo azul, no tan común en Beijing y Xian. Allí dimos un paseo por el Río Li, por el camino vemos representaciones en algunas montanas de piedra y formas en las montanas que le rodean. El paisaje es precioso y variado.

Al culminar dicho paseo, nos montamos en unos carritos para ir tierra adentro y visitar una casa típica. Allí nos recibió un matrimonio mayor, fueron muy hospitalarios y nos mostraron como hacían la leche de soya y nos dejaron refrescaros con el agua de un pozo que tenían en el patio.

Luego llegamos hasta los sembradíos de arroz y nos ensenaron el proceso de la cosecha del mismo.

Al final pasamos por un puente desde donde vimos cientos de balsas coloridas de bambú que paseaban a la gente para refrescarse en el río.

Para despedirnos de Guilin, visitamos la Cueva de la Flauta de Cana, que en el pasado de refugio para sus habitantes. Era inimaginable lo que nos íbamos a encontrar, una cueva gigante, iluminada en colores que a través de la formación a través de los siglos es tan peculiar que nuestro guía parecía nos contaba una historia y las rocas eran el libro de cuentos.

Adiós Guilin, hola Hangzhou

El balance entre construcción y naturaleza es parte integral de cultura china. Los jardines son muy importantes y nosotros estuvimos en el Parque Hua Gang, luego de dar un paseo por el Lago del Oeste.

Además visitamos el Templo de las Almas Escondidas y la Pagoda de las Seis Armonías. En todos estos templos vimos la devoción de la gente encendiendo incienso y haciendo peticiones a Buda.

Luego de Hangzhou, fuimos a Suzhou, la llamada Venecia de Oriente por sus canales de agua por la ciudad antigua. Por su puesto dimos un paseo por los mismos y nos bajamos por el mercadillo para ver lo que típicamente hace un chino de esta ciudad para cocinar. Nos encontramos con muchas tiendas donde vendían sapos, culebras, serpientes, patos, gallinas, langostinos, fue muy curioso y distinto para nosotros. Luego de este paseo, visitamos también la Colina del Tigre, un lugar donde la naturaleza te transmite mucha paz. Allí cogimo Allí había un museo de bonsáis variado que árboles centenarios que reflejan parte de la filosofía china sobre la belleza y el disfrute de la naturaleza.

A la salida de Hangzhou, hicimos la visita del Jardín del Pescador, la casa de este funcionario que después de muchos anos de trabajo se hizo llamar Pescador, pues en su jubilación se iba a dedicar a su jardín y las cosas que disfrutaba hacer en su casa.

Shangai

Al terminar en esta hermosa ciudad, nos recibió la ciudad futurista de China, Shanghai, intensa, glamorosa y muy estilizada en su arquitectura. La primera visita que hicimos fue al Templo del Buda de Jade, una pieza de esta deidad de valor incalculable que recibe la reverencia de miles de personas diariamente. El Jardín Yuyuan está ubicado en una mini ciudad bella, pintoresca que al entrar nos revela como estaba constituida la familia y los roles de hombre y mujer.

En la noche, nos deslumbró el paseo por el río desde allí pudimos disfrutar de Shanghai iluminado, con sus juegos de luces en los edificios, las iluminaciones en los puentes y los barcos, en fin, una ciudad fosforescente en total armonía con sus ciudadanos disfrutando plenamente de su ciudad. Ah! Subimos en 45 segundos a la Torre Jin Mao hasta el piso 88, desde donde contemplamos la ciudad.

También dimos un paseo en un tren que no tiene ruedas y corre sobre magnetos. Es tan veloz, que podría ir de San Juan a Cayey en siete minutos.

Al concluir el viaje tuvimos un sentimiento de satisfacción pues nos llevamos en nuestro equipaje una visión amplia de China. La dinámica de grupo fue extraordinaria, estuvimos juntos en libertad donde cada cual tuvo la oportunidad de participar del programa y de vivir a su manera el sueño de estar en China.